
Santo Domingo. -Tras un día ajetreado todo el mundo quiere irse a su cama para descansar con un plácido sueño. Queremos recuperar las energías que hemos invertido haciendo de todo a lo largo del día, con lo cual esperamos que al tumbarnos nos sumamos en un profundo sueño.
Pero en muchas ocasiones pasa que, sin quererlo empezamos a darle vueltas a las cosas, especialmente ahora que no tenemos ninguna distracción más allá de la oscuridad nocturna. Pensamos en muchas cosas, nos preocupamos por otras tantas y empezamos a sufrir los efectos de algo que solo está en nuestra mente.
Nuestro corazón se acelera, preocupándonos todavía más.
Sufrimos taquicardias nocturnas por miedo o ansiedad, emociones causadas por todo tipo de problemas que de noche, aunque no los podemos solucionar, vienen a nuestra consciencia y deciden que nos durmamos tarde. Hablemos más a fondo sobre estas incómodas molestias.
Taquicardias nocturnas por miedo o ansiedad
Seguramente, a muchos nos ha pasado la siguiente situación: tras una larga y agotadora jornada en la que hemos trabajado o estudiado muy duro o nos hemos encargado de nuestra familia, anochece y nos dirigimos raudos pero cansados hacia nuestra cama. Nos metemos dentro de ella esperando que la dulce y suave llamada de Morfeo nos invite a soñar. Una vez tumbados, con las luces apagadas y los ojos bien cerrados, esperando dormirnos, nos ponemos a pensar…
Pensamos en los problemas de nuestro día a día, aquello que nos ha quedado en la lista de pendientes, nos preocupamos por cómo irá el futuro, rememoramos algún recuerdo desagradable…
Ahora que ya no estamos ocupados, estas preocupaciones emergen de las profundidades de nuestra mente y se vuelven conscientes haciendo que pese a estar cansados físicamente estemos mentalmente despiertos. Nuestra mente nos está jugando una muy mala pasada, la cual vamos a pagar con un mal sueño.
Tanta preocupación tiene efectos físicos, efectos que no tardamos en notar. El corazón empieza a acelerarse y hasta retumba como si quisiera salirse de nuestro pecho. Cuanto más nos preocupamos más ansiedad y miedo sentimos por cómo podrían ir las cosas en el futuro, y más taquicardia padecemos como consecuencia de ello. Y para colmo, nos preocupamos acerca nuestro propio corazón, temiendo que el cambio en el ritmo cardíaco sea sinónimo de un problema médico. Así actúa el ciclo vicioso de la ansiedad nocturna.
La ansiedad, nuestra enemiga nocturna
Cada persona puede sufrir la ansiedad de forma distinta, y los motivos detrás de ella pueden ser también muy variados.
Algunas personas son sorprendidas con preocupaciones y pensamientos pavorosos por la mañana, ideas que se introducen en nuestra mente dándonos mucho miedo, ideas que quizás sean exageradas y surrealistas pero la sensación que causan es muy real. A otros les pasa esto mismo pero por la noche, justo en el momento en el que tendrían que estar más relajados.
Dormir bien es nuestro mejor aliado natural que nos brinda bienestar psicológico por medio de un plácido descanso. De hecho, muchas veces se recomienda dormir un poco para ver las cosas con mejor perspectiva, estar más enérgico y poder enfrentarse a la vida.
Irónicamente, siendo una necesidad biológica tan importante es, también, de las más fácilmente alterables por todo tipo de variables físicas, fisiológicas y psicológicas, estando la ansiedad entre estas últimas. Basta con un solo pensamiento preocupante como para que nuestro dulce sueño huya despavorido.
Por muy cansados físicamente que estemos tras un ajetreado día haciendo nuestras cosas a la mínima que traemos a nuestra conciencia preocupaciones y miedos nuestra mente hace como un “click”, activándose y haciendo que nos durmamos más tarde y mal.
Aun queriendo dormir, estos pensamientos nos ponen más nerviosos, acelerando nuestro corazón y haciendo que el centro de nuestra atención esté en el pecho. Nuestro corazón está tan activo como si hubiéramos corrido una maratón, pero sin los efectos beneficiosos que conlleva realizar semejante actividad deportiva.
¿Son peligrosas las taquicardias nocturnas?
Que nuestro corazón se acelere cuando estamos tumbados mientras tratamos de dormir es un fenómeno capaz de generar problemas variados. Nos despiertan mentalmente, pese a estar muy cansados físicamente. Su aparición hace que nos sintamos peor añadiendo a nuestro repertorio de preocupaciones una nueva: ¿tenemos algún problema cardíaco? ¿Estamos padeciendo un ataque al corazón? ¿Hay alguna enfermedad cardiovascular? Les damos vueltas a estas preguntas, haciendo que tardemos más en dormirnos y perdamos horas de sueño.
Pero pese a que son molestas y entorpecen nuestro sueño, lo cierto es que las taquicardias nocturnas no son sinónimo de problema de salud o enfermedad cardíaca en sí mismas. Es totalmente normal que se nos acelere el corazón cuando sufrimos ansiedad o pensamos en cosas que nos dan miedo y nos preocupan, aunque cuando las estamos padeciendo nos imaginemos el peor de los escenarios y pensemos que nos ocurre algo de naturaleza física, orgánica.
Aun así, aunque no son un problema de salud que vulnere seriamente el funcionamiento de nuestro sistema nervioso, la ansiedad que las causa sí que puede ser un problema de salud. De hecho, esa ansiedad puede ser la propia de un trastorno de ansiedad. La taquicardia es el resultado de una emoción, pero esa misma emoción es producto de tener o creer tener un problema de salud significativo, y en ambos casos se debe acudir a un médico para descartar cualquier enfermedad médica o tratarla convenientemente, además de ir a un psicólogo clínico para aprender a gestionar la ansiedad asociada.
Causas de la ansiedad nocturna
La ansiedad puede darse en cualquier momento del día, pero que lo haga de noche dificulta mucho conciliar el sueño, y más si nos provoca taquicardias nocturnas. Pese a ser una emoción, la ansiedad y sus efectos no deben ser subestimados, ni tampoco se debe menospreciar o ignorar aquello que la causa puesto que, de ser algo solucionable, el hecho de deshacernos de ello incrementará significativamente nuestro bienestar. A continuación veremos las principales causas de la ansiedad nocturna.