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¡Alerta! Casos de salud mental disparan las alarmas en República Dominicana


Santo Domingo. – Durante años, Mary, de 45 años, vivió en silencio con la depresión. Entre las presiones familiares, económicas y sociales, su sufrimiento pasó desapercibido. Hasta que, un día, sin que nadie pudiera preverlo, tomó una decisión que cambiaría su vida y la de su entorno para siempre. La falta de acceso a recursos de salud mental y la persistente estigmatización social en la República Dominicana fueron factores que contribuyeron a este trágico desenlace.

Lamentablemente, la historia de Mary es solo una de muchas. En el país, la depresión es una de las principales causas de suicidio, junto con los trastornos de conducta, el abuso de sustancias y experiencias traumáticas como el maltrato físico y sexual. Situaciones de estrés extremo, como el diagnóstico de enfermedades graves o las dificultades económicas, agravan aún más el panorama, incrementando los factores de riesgo.

La médica psiquiatra Alexandra Hichez Lachapel destaca que la adolescencia y la tercera edad son las etapas de mayor vulnerabilidad al suicidio en la República Dominicana. “Los hombres son más propensos a completar el acto suicida, aunque las mujeres lo intentan con mayor frecuencia”, señala. Este patrón, observado a nivel global, encuentra en el contexto dominicano un agravante adicional: la pobreza, el desempleo y la violencia de género, factores que elevan considerablemente el riesgo de suicidio en todos los grupos etarios.

Factores que alimentan una crisis silenciosa

La pobreza y la violencia de género, explica la doctora Hichez, no solo generan niveles elevados de estrés y desesperanza, sino que también limitan el acceso a servicios de salud mental adecuados. Esto crea un ciclo vicioso del cual es difícil escapar. Además, la presión social por cumplir con ideales de éxito y bienestar, alimentada comúnmente por las redes sociales, incrementa la angustia emocional en amplios sectores de la población.

A este sombrío escenario se suma el impacto de la pandemia de COVID-19. Aunque a nivel global las tasas de suicidio disminuyeron en 2022 y 2023, en las Américas aumentaron un 17%. En la República Dominicana, el aislamiento social, la pérdida de empleos y la incertidumbre económica exacerbaron las condiciones de salud mental preexistentes.

El sistema de salud mental en el país continúa siendo insuficiente para abordar el problema. Actualmente, solo existe una línea estatal de asistencia psicológica que opera desde las 8 a. m. hasta la medianoche. Si bien este recurso representa un avance, no es suficiente para cubrir la magnitud de la crisis. La falta de centros especializados en muchas regiones rurales agrava la situación, dejando a las personas sin un apoyo adecuado.

Para evitar tragedias como la de Mary, es esencial que las familias y comunidades aprendan a identificar las señales de alerta. Cambios bruscos en el comportamiento, la participación en actividades de alto riesgo o el abuso de sustancias son indicadores claros de peligro. En adolescentes y jóvenes adultos, el bajo rendimiento académico o alteraciones en su rutina diaria también deben ser monitoreados de cerca.

«La clave está en la prevención temprana», recalca Hichez Lachapel. «Las señales de advertencia pueden ser sutiles, por lo que es crucial educar a la población sobre cómo identificarlas a tiempo».

El rol de los medios en la prevención del suicidio

Los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en la forma en que se aborda el suicidio. Una cobertura sensacionalista o que revele detalles explícitos puede desencadenar el efecto copycat, donde otros imitan conductas suicidas. Los medios tienen la responsabilidad de informar con sensibilidad, minimizando el daño a las familias afectadas y evitando contribuir al incremento de casos.

Uno de los principales retos para la prevención del suicidio en la República Dominicana es la falta de un sistema integral de atención a la salud mental. En muchas comunidades rurales no existen centros psiquiátricos o psicológicos, lo que deja a las personas en una situación de extrema vulnerabilidad. La implementación de centros de salud mental comunitarios sería un avance significativo para reducir los riesgos y proporcionar asistencia a quienes más lo necesitan.

La educación sobre la salud mental debe comenzar en las escuelas y continuar en los lugares de trabajo. Programas de sensibilización pueden ayudar a eliminar el estigma asociado con las enfermedades mentales. Incorporar temas de salud mental en la atención primaria y fortalecer las redes de apoyo comunitarias son pasos cruciales para cambiar el panorama actual.

La doctora Hichez Lachapel subraya la importancia de entrenar al personal de salud para que identifique y trate a tiempo los trastornos mentales. «Hasta que no integremos la salud mental en la atención primaria, seguiremos viendo cómo muchos casos se nos escapan de las manos».

Un llamado a la acción

Este artículo se publica en el marco del mes de la prevención del suicidio, una campaña global de sensibilización que busca crear conciencia sobre este grave problema. Septiembre nos ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de mejorar el acceso a recursos de salud mental y eliminar el estigma. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 20 a 24 años en las Américas, mientras que la mayor tasa de suicidios en la región corresponde a personas de entre 45 y 59 años, seguidas por los mayores de 70. Estas estadísticas evidencian la urgencia de implementar intervenciones en todas las etapas de la vida.

La OMS hace un llamado a fortalecer los recursos y políticas de salud mental para reducir las tasas de suicidio, especialmente entre los grupos más vulnerables. Como sociedad, es nuestra responsabilidad responder a este llamado y trabajar unidos para evitar más tragedias.

Prevenir el suicidio es una tarea colectiva, y solo a través de la concienciación, la educación y el acceso a tratamientos adecuados podremos cambiar el rumbo de esta crisis silenciosa en la República Dominicana.


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