GeneralOpinión

Crisis en Haití


Por: Juan Guiliani Cury

La República Dominicana sería el país más afectado si se produce una situación incontrolable de gobernanza en Haití. No hay que buscar la lampara de Aladino para saber por qué. El problema que desató el clímax de esta crisis sigue radicando desde que el presidente constitucional (2017-2022) Jovenel Moise fue asesinado en la madrugada del 7 de julio de 2021 por un presunto comando armado, aunque las vicisitudes del vecino país vienen arrastrándose desde hace décadas.

El estado de pobreza sigue crítico y la situación económica estancada. La semana pasada, el presidente Luis Abinader en una intervención especial en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, D.C., solicitó al organismo regional que intervenga para detener la “guerra civil de baja intensidad” que afecta al territorio haitiano.

La República Dominicana tiene una franja fronteriza con Haití de 376 kilómetros (CIA Fact Book) Hace pocos días, el gobierno aumentó el precio de la gasolina ($66.043 gourdes ($0.553 dólar el litro) lo que repercute directamente en el costo de los alimentos y el transporte. La tasa de inflación en 2021 fue de 16.8%.

Un acuerdo de facilidad financiera fue firmado con el FMI en el 2019. Para que en el país se tenga una idea, el presupuesto público anual de Haití ronda un poco más de 1,500 millones de dólares. Su Producto Doméstico Bruto en término de paridad de compra es de $19.97 billones de dólares (2017) cinco veces menos que el PIB dominicano.

Haití ha sido invadido en tres ocasiones por tropas norteamericanas, aunque Estados Unidos es el país que más ayuda directa ha dado a Haití a lo largo de su historia.  Difícil es pronosticar el curso de los acontecimientos que abaten a Haití de inestabilidad política, crisis económica, violencia e inseguridad.

Philip Davis, el primer ministro de Bahamas y miembro de la Comunidad del Caribe (CARICOM) sostiene que son los haitianos que tienen que decidir su propio destino, pero que se necesita un acompañamiento de la comunidad internacional, opinión ésta que coincide con la posición oficial expuesta en Washington por el gobernante dominicano.

Otros líderes de la región comparten estas posiciones. Quizás, ya que se puede alegar que la crisis haitiana haya tocado fondo, surja una vía de concordia y avenencia dentro del liderazgo haitiano deponiendo sus diferencias y encauce al país, primero en América y el mundo que se liberó de la esclavitud en 1803-04, y enderezar el rumbo de su historia por senderos de paz, progreso y democracia. Solamente, un esfuerzo diplomático liderado por EE. UU., acompañado de la Unión Europea, la ONU-OEA, CARICOM, México y Argentina, serían los actores claves hacia una solución política que conlleve organizar elecciones libres y desarticular las bandas armadas que azotan a la población y alejan la inversión nacional y extranjera. El canciller dominicano Roberto Álvarez se refirió igual al tema haitiano en la 77 Asamblea General de la ONU.

 


Botón volver arriba