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¡Crisis de representatividad de Montecristi!


Por: Daygorod Fabián

Cuando a la periodista Irene Orce se le preguntó sobre la ambición está se limitó a contestar: “Un hombre no es desdichado a causa de la ambición, sino porque ésta lo devora”, citando a su vez a Montesquieu.

En el periódico “La Vanguardia” se escribió un artículo muy interesante, del cual extraigo el siguiente fragmento: La ambición está hecha del mismo material con el que se tejen los sueños. Nos impulsa a fijarnos metas que nos ilusionan y retos que, a priori, parecen imposibles de alcanzar. Es un poderoso motor que desafía la lógica y la razón. Quienes se atreven a darle rienda suelta, son capaces de cambiar su realidad y sus circunstancias. No en vano, es un poderoso agente de transformación. Y nos puede aportar muchas cosas positivas. Alimenta nuestro espíritu de superación, el inconformismo y la capacidad de soñar a lo grande. Nos invita a ir más allá de nosotros mismos, despertando nuestro afán competitivo.

El mismo periódico señala que la vulnerabilidad de la ambición estriba en que el deseo de todo hombre – y más si es político – es despejado y visto en la sociedad: el poder, el dinero y la fama. Lo significativo es examinarse uno mismo, desde la óptica de la realidad,  para obtener lo deseado con límites. Estos límites son muy frágiles y fáciles de romper, debido a que el poder ciega la razón y nubla los muros de contenciones frente a los excesos propios del ambicioso. Cito un ejemplo: Napoleón fue un adalid ambicioso. Sus procuras, tendentes a acumular más poder, fueron erróneas, según psicólogos esto se denomina “delirio de grandeza”. Es un ejemplo de la ambición incontrolable.

La espesura de estos escolios tiene una línea de nexo con la idea que desarrollaré en este pequeño artículo. Los experimentos congresuales que se han realizado en mi Provincia de Montecristi, han estado maculados por las ambiciones de naturaleza personal y no han sido guiados por los intereses colectivos que supone debe representar el parlamentarismo.

Desde los ángulos de visión de los Anarquistas – como Ángel Cappelletti o Piotr Kropotkin, por ejemplo – la representatividad es solo la anulación del poder ciudadano. Pero hasta tanto ese sistema no sea disuelto, en sus orígenes las razones que dieron lugar a su surgimiento fueron: Mayor representación del conjunto social, mejor capacidad de respuesta frente a una crisis de gobierno y mayor consenso en las decisiones.

Al momento de no cumplirse ninguna de estas condiciones/ventajas la representación parlamentaria entra en crisis. Precisamente este problema afecta la Provincia fronteriza de la cual provengo, en esencia en lo concerniente a la Senaduría de la jurisdicción.

En sistemas democráticos más avanzados el óbice de lo insulso ha sido superado con respecto de las ideas y propuestas que deben acompañar al postulante y aspirante a ocupar la curul en la Cámara Alta. La antípoda de las propuestas es el clientelismo y el uso desmedido del dinero (en licitud o en ilicitud) para persuadir a los electores de ejercer el sufragio sin auscultar ni la procedencia ni las intenciones del dador alegre del dinero, en muchos casos proveniente de negocios turbios o del erario público.

¿Cuál es el problema real?

Si tomamos como parámetro la abstención más los votantes inconformes, que ejercieron el voto en contra de los actuales legisladores, en especial la Senaduría, llegamos a la ineludible conclusión que éste o estos no representan a la mayoría de los Montecristeños. De ahí el estancamiento en la viabilización del progreso de una de las zonas turísticas con mayor capacidad de desarrollo.

Ante la inexistencia del interés general es obvio que el interés que prima es el personal. Como señalé al comienzo del escrito la ambición personal arropa la mentalidad del (los) representante (s). Finalizo esta entrega, dejando algunas preguntas que dan mayor sentido al inicio, desarrollo y final de las acotaciones plasmadas acá.

¿Cuándo dinero maneja el Senador y los Diputados por concepto de barrilito? ¿Le han rendido cuentas a alguien sobre el manejo de esos recursos públicos? ¿Alguien ha comparado la declaración jurada antes de llegar al congreso con los bienes materiales actuales?  ¿Bajo la gestión senatorial y los posibles Proyectos de Ley externados, en que ha mejorado la calidad de vida de los Montecristeños?


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