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El mega-negocio de los partidos políticos


Por: Lic. César Fragoso

Cada vez que los dominicanos compramos cualquier artículo en el cual se agrega el Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados, mejor conocido como el ITBIS, cuando echamos combustible, compramos nuestros alimentos, vamos a un restaurant, nos hospedamos en un hotel, nos comemos un helado, vamos al cine, etc, etc, se nos agrega un tributo que debemos pagar al Estado.

De ese dinero, que sale de nuestros bolsillos, una parte importante que suma miles de millones de pesos, va a parar a manos de los que dirigen los partidos políticos.

Como usted comprenderá, no es por casualidad que en este pequeño terruño, tengamos cerca de 40 agrupaciones políticas que reciben dinero del que nosotros le pagamos al Gobierno.

Lo mejor del caso es, que actualmente existen unos 10 nuevos partidos que están a la espera de ser reconocidos por la Junta Central Electoral.

Asimismo, en los próximos días se buscará la aprobación del Partido País Posible, (PP) el cual tiene entre sus creadores a un grupo de empresarios del Sector Eléctrico y que pretende conseguir su legalidad usando las firmas recolectadas a través del libro verde.

Aquí no importa lo que se tenga que hacer con tal de lograr la conformación de un partido y, el mejor ejemplo lo representará el Partido País Posible (PP), que pronto saldrá a la luz pública, el cual ya nace con una total ilegalidad pues, sus creadores, usarán de manera irregular, las firmas que fueron estampadas en el libro verde, por buenos dominicanos que quieren tener un mejor país.

Lo grande del caso es, que, como el dinero todo lo consigue, en cualquier momento veremos el país lleno de locales del Partido País Posible, pues el mismo tiene detrás a gente que año tras año recibe decenas de miles de dólares que le paga el Gobierno mediante la compra obligada de la electricidad que producen.

Pero también lo sindicalistas, o mejor dicho, los empresarios del transporte, quieren tener sus propios partidos y han hecho  malabares para que sus agrupaciones sean aprobadas por la Junta Central Electoral, llegando inclusive a paralizar el transito en la zona donde se encuentra ubicado el organismo electoral y a amenazar con paralizar el país si no se aprueban sus partidos.

Ustedes creen que es por casualidad que hay tanta gente detrás de lo mismo?.

No mi gente, no es por pura coincidencia y, mucho menos, por el fervor patriótico que los que tienen las posibilidades de recibir dinero de la Junta son capaces de mandar a sus seguidores a que se maten con quien sea, si eso significa que ellos logren sus objetivos.

Y, fíjense que digo, que ellos manden a que se maten, pues, ustedes pueden estar 100% seguros de que, los dirigentes principales, los que tienen el dinero, solo ven el tema como un asunto de negocio y, simplemente, como en cualquier operación mercantil, se arriesgan a perder o ganar dinero, pero jamás  a dar  la cara cuando las circunstancias lo ameritan y, mucho menos aún, a preocuparse por lo que le pase a los demás.

La parte mala del tema es, que hay una gran parte de la población que se deja tomar el pelo por estos empresarios de la política y, en la mayoría de los casos les apoya al momento de buscar las firmas que hacen falta para la formación de sus partidos, o mejor dicho, de sus negocios políticos.

Esa es la razón por la cual, como dije en principio, actualmente tenemos unas 40 agrupaciones que reciben más de mil millones de pesos de parte del Junta Central Electoral y, cada día seguirán surgiendo otros que, arropándose en la sombra del patriotismo, tratarán de seguir usando a los demás para formar sus propios negocios políticos y, de por vida, sin dar un golpe, recibir inmensas cantidades de dinero y vivir como príncipes y Reyes.

Lamentablemente, esa es nuestra realidad y, una de las razones por las que yo les he motivado a que participen de la política, es para que no se dejen utilizar y caigan tontamente en las garras de los que se aprovechan de su ingenuidad y falta de interés en el quehacer político nacional.

Aquí entra de nuevo lo sucedido con las firmas del libro verde y lo que existe detrás del movimiento verde, con el cual usted posiblemente esté de acuerdo en el objetivo que le presentan a simple vista, pero que desconoce lo que en realidad se esconde debajo del supuesto interés patriótico de sus organizadores.

Mire, yo, también quiero que los recursos del Estado sean manejados con total pulcritud y me molesta saber que hay personas que llegan a las posiciones que les da la política a enriquecerse, pero, esa es una de las cosas malas que tiene la democracia y, nos guste  o no ese detalle negativo, es mejor vivir en libertad y poder elegir a quienes nos gobiernen, que ser oprimidos por una dictadura como la que por 30 años sufrimos los dominicanos.

Lo que sí debemos evitar es que sigan llegando supuestos salvadores a querer beneficiarse del sudor de todos los que trabajamos y pagamos impuestos, para que la Junta Central Electoral les entregue grandes cantidades de dinero a través de sus partidos políticos.

Para la aprobación de un partido político, uno de los requisitos fundamentales es que se lleven firmas de sus creadores que representen un mínimo del 2% de los votos válidos en las últimas elecciones.

Si analizamos los resultados de las elecciones del 15 de mayo del 2016, nos encontraremos con partidos que no llegaron ni al 1% de los votos, pero que, por subterfugios que permite la propia Ley Electoral, pueden mantener su categoría legal y continuar recibiendo su tajada del dinero de la Junta.

En definitiva, la política en la República Dominicana se ha convertido en una de las maneras más fáciles de ganar mucho dinero y, ante esa situación, lo más normal del mundo es que cada día más empresarios inteligentes se interesen en ser parte activa de la misma.

No se sorprendan cuando, en cualquier momento a partir de hoy, nos encontremos el nuevo Partido País Posible (PP) el cual, fundamentado en el nacionalismo del Movimiento verde y usando las firmas que fueron colocadas en el libro verde, también participará, en, el mega-negocio de los partidos políticos.


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