Opinión

El problema de la educación en RD es de contenido

Requerimos los nuevos contenidos liberados de la jauría mercenaria que lo usa como una maquinaria de la dominación ideológica contra el pueblo.


Por JULIO DISLA 

 

Es cierto que al concepto de “contenidos” se le han inoculado (de buena o mala fe) contenidos de los más diversos hasta constituir, con frecuencia, un galimatías amorfo donde queda sepultada la medula histórica que los mueves y que no es otra cosa que la lucha de intereses. No hay ideas sin tensiones internas, la dialéctica de las ideas concita, según su tiempo y su espacio, matices y acepciones diversas que no son ajenas al conflicto mayor que es su motor histórico: la lucha de clases.

El capitalismo ha reducido (no sin ingenio y para beneficio exclusivo) el problema de los “contenidos” en el sistema educativo a una ecuación ideológica dominante que se inicia y se agota con el plan decenal y las reformas educativas, convirtiendo la educación en una mercancía, en la acumulación de capital y en el reino de la “propiedad privada”.

Santísima trinidad burguesa que, en un solo sistema social, activa miles de soluciones formales, no poco espectaculares algunas…seductoras la mayoría, para reiterar —hasta la náusea—la omnipresencia del poder burgués. Incluso, con la tecnología más avanzada, tal ecuación ideológica burguesa pertenece a un periodo prehistórico de esclavitud económica, política e intelectual para la humanidad.

No existen los “contenidos neutros”. Cada libro, cada periódico, cada programa de televisión, cada página de internet…cada charla, cada mensaje… son medios portadores de contenidos que parten siempre de un modo de pensar y actuar comprometido, en un momento y lugar específicos, con intereses específicos y en la búsqueda de interlocutor o destinatario, próximo o lejano. Por eso resulta poco convincente la declaración del presidente Luis Abinader, quien dijo que “llego el momento de que el país y todos los sectores, incluyendo los políticos y todo el mundo, dejemos la política en el sector educativo a un lado y nos enfoquemos en mejorar la calidad en la educación dominicana”.

Con esta declaración, el presidente Luis Abinader quiere hacerse pasar como ingenuo, no es parte del problema, no es parte del negocio. Quien emite contenidos tiene, de origen, responsabilidades sociales concretas e ineludibles, y el gobierno es corresponsable sin atenuantes de la crisis en el sistema educativo.

Cuando con esa declaración se obra irresponsablemente, bajo la premisa de subestimas al interlocutor o de someterlo a chantajes diversos, usando cualquiera de sus necesidades como rehén de negociados subterráneos o traficando con falacias camufladas de bendiciones, se comete un delito de lesa información (no tipificado, por ahora). La producción de “contenidos” entraña siempre una responsabilidad social. ¿Quién la asume, el gobierno o el pueblo? ¿Quién es el emisor?

Hoy se requiere un trabajo minucioso de relectura y reordenación de los contenidos centrales del sistema educativo dominicano, cuyo eje central este dirigido al desarrollo social. Exige corregir las lecturas deformadas por la ideología dominante (en cada etapa) y la liberación inmediata de las causas y fuerzas que fueron el motor de las luchas libertaria históricas en cada periodo de la nación dominicana.

Necesitamos, desde luego, los nuevos contenidos educativos liberados de la hegemonía mercantilista. Requerimos los nuevos contenidos liberados de la jauría mercenaria que lo usa como una maquinaria de la dominación ideológica contra el pueblo, para esclavizarlo y enajenarlo

 

 

 

 


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