Salud

“En Siria no hay capacidad para responder al ataque químico”


Mauricio Calderón, coordinador de OMS para la Acción Humanitaria en Salud en el conflicto en Siria, afirma que el ataque aéreo sobre zona rebelde en el que murieron el martes 86 personas se llevó a cabo con dos tipos de componentes químicos. «Se usó un cocktail nuevo en el cual había organofosforados. No solo cloro», afirmó Calderón este miércoles en Madrid tras informarse con expertos médicos que se encuentran en el país que se adentra en su séptimo año en guerra.

Los componentes a los que se refiere son considerados armas de destrucción masiva en la resolución 687 de la ONU. «En Siria no hay capacidad médica para responder a un ataque químico de este tipo», dijo Calderón sobre el ataque químico de Idlib. En efecto, el ataque recurrente y deliberado a centros sanitarios y personal médico en Siria, según el experto, no tiene precedentes en la historia moderna.

Atacar hospitales se ha convertido en una forma más de combatir al enemigo. «Usan el sistema de salud como objetivo militar para debilitar a las comunidades y que finalmente se rindan», añade en el Colegio de Médicos de Madrid, donde dio una conferencia. Los datos le dan la razón: más de 700 trabajadores sanitarios han muerto desde que el conflicto diera comienzo en 2011, según Humanitarian Response.

Los que han sido testigos del ataque corroboran la naturaleza del ataque. Ocho de los pacientes atendidos por Médicos sin Fronteras en el hospital de Bab Al Hawa, situado a 100 km al norte del país, cerca de la frontera con Turquía, presentan síntomas que encajan con la exposición a agentes neurotóxicos: pupilas contraídas, espasmos musculares y defecación involuntaria, según la organización. Los equipos médicos de MSF también visitaron otros hospitales donde estaban recibiendo tratamiento las víctimas del ataque, e informaron de que estas desprendían un olor a lejía, lo que sugiere que habrían estado expuestas a cloro. Desde este martes el coordinador de la OMS explica que expertos de la organización están dando instrucciones a distancia al personal sanitario sobre el terreno según el tipo de lesiones y síntomas que se muestran en las fotografías tras el ataque.

El Gobierno sirio, que ratificó la Convención sobre la prohibición de armas químicas en 2013, ha desmentido en muchas ocasiones el uso de armamento químico, pero las acusaciones contra Damasco por emplear este tipo de armas se suceden, y una investigación dirigida por la ONU ha apuntado al régimen en al menos tres ataques con clorina, en 2014 y 2015, según AFP.

«No es un accidente que hayan bombardeado el hospital principal de Idlib el 25 de marzo, y un segundo centro de salud tras el ataque químico de ayer», apunta Calderón. El ataque a centros sanitarios es tal que la población civil ya no los considera seguros. Según Calderón, aunque los ataques a centros médicos se dan desde el inicio de la guerra, en los últimos dos años, se han intensificado. Entre enero y agosto de 2016 se atacaron 101 hospitales, según Humanitarian Response. «La población considera a los hospitales como sitios de muerte, donde están expuestos a un riesgo terrible de trauma y no como lugares seguros donde curarse», sentencia.

Las cifras sanitarias son devastadoras. Unas 30.000 personas sufren lesiones físicas relacionadas con el conflicto cada mes. Y más de siete millones de personas encuentran obstáculos para acceder a servicios sanitarios básicos. Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el coordinador de la OMS es la fragmentación de los servicios sanitarios. «Hay 185 socios que no se hablan entre sí porque pertenecen a bandos diferentes», explica. Por eso no se cruzan datos y coordenadas que faciliten la asistencia sanitaria en el conflicto.

Solo en los últimos seis meses más de 180.000 personas han resultado heridas por el conflicto. El 30% de esos casos termina por derivar en una discapacidad permanente. «Si estos casos no se tratan, el medio millón de discapacitados que vive en Siria va a terminar abandonado en las periferias», augura Calderón.


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