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Latinoamérica, de instituciones sólidas a hombres fuertes


Por: Lcdo. Rawi Castillo @rawicastillo

Cuando observamos el tipo de política que se está ejerciendo en varios países de nuestra hermosa América Latina es ineludible no pensar en el declive actual que lucen las instituciones que en un momento se pensó tendrían la fortaleza capaz de detener la fuerza de cualquier mandatario lobo disfrazado de “ovejita blanca”.

Pues lamentablemente pareciera que cada vez estos organismos se hacen más vulnerables frente a las garras de los poderosos incrustados en la presidencia de algunos países como Venezuela, Bolivia, Honduras y República Dominicana solo por mencionar algunos; se ha convertido en una moda el afán de “reeleccionismo indefinido” que auspicia en la mente de algunos gobernantes antimorales quienes deplorablemente burlan y vituperan la Constitución de sus países, a la cual juraron delante su pueblo respetar y defender.

Sin embargo el foco central del asunto no es la actitud esperpéntica de algunos pérfidos mandatarios sino el infausto proceder de los organismos que tienen el poder de darles un parao a  los niños malcriados y decirles “NO” ¡hasta aquí llegaste!, más que ética a los gobernantes es imprescindible la moral de las instituciones.

En consecuencia a lo expuesto anteriormente la pregunta que cabe hacerse es ¿la culpa es del niño que se abate por la paleta o de los padres que cumplen y se doblegan a todos sus caprichos?, difícilmente podamos discernir entre un gobernante ético y uno antiético pero seguramente podemos trabajar en hacer organismos más sólidos e impenetrables para que estos trabajen en beneficio de la sociedad manteniendo el equilibrio social y la democracia participativa de todos sus ciudadanos y no a los pies de ningún insaciable, falso e insolente gobernante.

Se hace sumamente necesario en esta coyuntura histórica presente limpiar las instituciones judiciales que hacen vida en nuestros países para frenar la locura antagónica que vaga en la mente de algunos personajes que se creen dueños de una nación , solo de esta manera podremos avanzar hacia el desarrollo político y social de nuestro continente.

Por consiguiente es una fantasía pensar que existe algún mandatario honrado cuando sabemos que el poder puede corromper a cualquier ser humano; podemos errar como pueblo al elegir malos gobernantes, pero es imperdonable permitir que estos se adueñen de nuestras naciones.

 

 


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