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PLD-PRM en el “lodazal político” del caso ODEBRECHT


Por: Rafael Lara

La aspiración de vivir en un país donde haya equidad, respeto a los derechos, justicia; y donde los niveles de corrupción pública y privada sean mínimos, es generalizado en la República Dominicana. Exceptuando a quienes disfrutan de manera golosa de la carencia de los elementos que he señalado.

Para algunos ciudadanos es más fácil levantar la bandera del apego a los cánones éticos y morales que a otros.

Unos tal vez,  porque están a distancia de quienes, usando “artimañas” se hacen dueños “legítimos” del dinero del pueblo; otros porque su estadía en el manejo de la cosa pública fue muy efímera y el tiempo no le permitió  establecer mecanismos para alzarse con el “santo y la limosna”.

A otros tal vez les es  más fácil, porque son ciudadanos honestos, que conocen y practican lo que debe ser una conducta pública y privada intachable, como la herencia republicana dejada por nuestros padres de la patria Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella.

Alzar la bandera de la lucha contra la impunidad y el cese de la corrupción no es tan fácil, pero si decidimos tomar ese camino, debemos estar conscientes que habrá muchas espinas y sabores agrios que tendremos que probar por la necesidad de las circunstancias; sabiendo esto no podemos negar el nombre sagrado antes de que el gallo eleve su voz.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM), como principal organización política de oposición en el país, llevó la voz cantante  contra la corrupción en todos los niveles que arropa al Estado Dominicano, especialmente con el caso Odebrecht; pero cometió un error que en cuestión de un “abrir y cerrar de ojos” empezó a perder la confianza ganada en la población que pide justicia.

Pienso que fue una estrategia equivocada la implementada por la dirección del PRM, de salir a desacreditar un proceso, como el sometimiento a la justicia de los catorce imputados de recibir sobornos de la multinacional Odebrecht, no era necesario; porque la investigación del Procurador General de la República, Jean Alain Rodríguez, ya carecía de credibilidad desde sus orígenes.

Desacreditada por la desconfianza que existe en la justicia, por la selección conveniente de nombres y funcionarios, y porque para la gente ya “na é na”.

Pero como el “lodo político” se puso de moda, el Partido de la Liberación Dominicana, igual que el PRM, con su metida de “pata”, siguió nadando en el “fango” del caso Odebrecht.

Los imputados en este caso: Juan Temistocles Montás, Radhamés Segura y Julio César Valentín, había pedido al PLD cesar su participación en las reuniones del organismo al que pertenecen, hasta que concluya el proceso judicial en su contra;  pero para sorpresa del país y de ellos mismos, en la primera reunión del Comité Político del PLD, luego de los apresamientos, determinaron que podían seguir accionando normal.

El Comité Político del PLD, encabezado por el ex presidente de la república, Leonel Fernández; el actual presidente dominicano, Danilo Medina; y el presidente del senado de la república, Reinaldo Pared Pérez. A ellos no le importaron las críticas  de sus propios electores, no observan los movimientos sociales y sus reclamos.

Todo parece indicar que al PLD de hoy no le interesa hacer la diferencia entre ellos y los demás, como clase política. Pienso que para ambos partidos PRM y PLD, el manejo que han mostrado de cara al caso Odebrecht les traerá serias consecuencias frente a los electores.

Sólo esperemos los años por venir, el tiempo es el mejor juez, dice el pueblo llano. Podremos ver la suerte de ambos.


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