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Primarias abiertas para aniquilar a Leonel y el ordenamiento jurídico


Por: Cristian Hidalgo
En el año 2004 fue promulgada la Ley 286-04, que establecía el sistema de elecciones primarias simultáneas con voto universal, directo y secreto (primarias abiertas), la cual fue declarada nula por nuestra Suprema Corte de Justicia actuando en función de Corte Constitucional, mediante sentencia de fecha 16 de marzo del año 2005, por entender que la misma era violatoria del artículo 216 de la Constitución de la República, que textualmente dice: “La organización de partidos, agrupaciones y movimientos políticos es libre, con sujeción a los principios establecidos en esta Constitución”.
Con esa decisión, nuestro máximo tribunal otorgó a las pretenciones de “Primarias Abiertas” que tenía un grupo, lo que los juristas le llaman “cosa juzgada” o “la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada”. En esas atenciones, al reintroducir la Junta Central Electoral el proyecto de Ley de Partidos por ante nuestro Congreso Nacional, En sus artículos 36 y 37 otorga competencia a los partidos y agrupaciones políticas para reglamentar las primarias internas a celebrarse en fecha determinada por el organismo competente del mismo partido o agrupación política de que se trate.
 Que en el día de hoy, nuestro Senado se apreste siquiera contemplar la posibilidad de reconsiderar la introducción en la Ley de Partidos las Primarias Abiertas, es de por sí una aberración que nos dice a los ciudadanos que esos representantes de nuestras provincias son unos ignorantes y descerebrados que por obedecer líneas bajadas desde las mas altas esferas del Poder Ejecutivo y favorecer intereses personales de su actor principal, incurren en aprobar proyectos en inobservancia a nuestra Constitución. Que decidan aprobarla, sería un adefesio que bastaría con que cualquier ciudadano interponga un recurso de inconstitucionalidad para que corra la misma suerte que la ley 286-04.
 Parecería algo tan simple como que sea aprobada y que con ello se satisface las apetencias del amo y señor del palacio. No, es mucho mas grave aún. Ello crearía una desestabilización de todo nuestro ordenamiento jurídico, en el que se le otorgaría a todo el que haya sido afectado con una sentencia confirmada por nuestro máximo tribunal, la calidad para solicitar una reapertura del caso, en atención al precedente creado por nuestro congreso con la nueva Ley de Partidos. Es por ello que desde ya podemos vaticinar que los honorables legisladores pierden su valioso tiempo en pretender aprobar una ley que a todas luces es “nati-muerta”, por su flagrante violación a nuestra Constitución.
 Algunos podrían pensar que todo ello es fortuito, no podría ser mas ingenuo quien así lo hace. Es una estratagema de quien usufructúa la Primera Magistratura del Estado y su entorno, utilizando al congreso de muletas para confeccionarse un traje a la medida tal cual lo hicieron en el año 2015 con la reforma constitucional que les habilitó un nuevo cuatrienio. Ahora de lo que se trata es de terminar su obra maestra descuartizando al líder del PLD, a quien todas las encuestas lo colocan como el próximo candidato del Partido de la Liberación Dominicana para las elecciones a celebrarse en el 2020. Ante el derrumbe de la popularidad del actual Presidente y el crecimiento de su principal oponente interno en las preferencias de los peledeístas, lo estratégico sería ampliar el universo de votantes.
 Los estrategas del Presidente de turno se han dado cuenta que en unas primarias cerradas, sólo el Primer Mandatario podría disputárselas e imponerse sobre el presidente del partido. Es por ello que han definido un “Plan A” consistente en una reforma constitucional que le permita al principal inquilino de la Casa Rosada correr por la presidencia; un “Plan B”, que en caso de que no pueda ser candidato, apadrinaría a uno de los suyos, que si es cierto que en unas primarias cerradas no llegaría muy lejos, no menos cierto es que en un universo abierto utilizando todos los recursos del Estado aunque se reviente éste, podría imponerse a uno de los suyos, aún esto implique sacar al PLD del poder. En cualquiera de los escenarios hay una cabeza dentro de la guillotina: la del líder del partido.
 El “Plan C” del actual Señor Presidente, no es menos macabro que los anteriores. Si ninguno de éstos se cuecen, impondría a sus ahijados mas leales como senadores, diputados, alcaldes y regidores para en caso de que gane el líder del PLD la presidencia, él quedarse con el control del congreso y las alcaldías. Eso lo saben senadores y diputados que en sus provincias no sacan ni una gata a mear, pero se están garantizando sus candidaturas “amarrando la chiva” expresando su “incondicional” lealtad al Primer Mandatario, haciendo todo cuanto a este se le antoje. Sólo le recuerdo a mi querido Presidente, que la “lealtad” de los legisladores es hacia el Presidente, y que el Comité Político sólo actúa movido por sus propios intereses.

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