Por: Daygorod Fabián
Durante los años de gestión del Presidente Danilo Medina, la popularidad que siempre lo acompañó resultó pérfida, en este pasado año 2017. Los males tanto ancestrales como contemporáneos que afectan a la sociedad dominicana fueron los elementos que llevaron a la picada la popularidad del Primer Mandatario Dominicano.
La inoperancia de los aparatos judiciales con respecto de los casos de corrupción fueron una de las motivaciones – para el descredito y la desconfianza – que colaboraron para que la ciudadanía no colocara al Jefe de Estado, en los niveles de aceptación que éste tenía durante los primeros meses de gestión gubernamental.
Ahora en el 2018 los retos son evidentes. En primer orden investigar y condenar a los sindicatos en actos ilícitos en la administración pública, para que la práctica de transferencia de fondos públicos a bolsillos privados sea eliminada o reducida.
En segunda instancia las simpatías de los ciudadanos/as dominicanos/as no se elevan con las simples cancelaciones de los cabezas de instituciones que cometen un acto indecoroso, desde el ángulo de la dirección de los fondos públicos. Es una costumbre en nuestro espectro político destituir a cualquier funcionario/a que sea tipificado como corrupto, pero su sometimiento y posterior condena ante la justicia es ficticia.
En tercera instancia, desde mi punto de vista, creo que la sociedad está atenta a los casos que aparentemente han quedado estancados en el olvido. Esperando que haya acciones concretas y reales en contra de los verdaderos culpables y no de los que son usados como patas de chivos expiatorios (según decía Robert Greene).
Estos elementos pueden ser considerados como reveses a la popularidad del Presidente Medina.
..Y la Oposición Política
Se percibe el criterio de que cuando nos diferenciamos del oficialismo con respecto de los temas y ejes esenciales (incluyendo las ideologías) eso se califica de oposición. Una cualidad que debe tener la oposición es la calidad moral para establecer las críticas de lugar con relación a las malas ejecutorias del gobierno.
Además los partidos que por una u otra razón no alcanzaron el poder, en los certámenes electorales, deben iniciar un proceso de reflexión internas que los lleve a identificar los errores (o yerros) cometidos que les impidieron alcanzar el objetivo de la lucha política. En el caso dominicano este proceso nunca se da, y la oposición política carece de las cualidades para establecer las críticas de lugar.