España.-La leucemia mieloide aguda (LMA) es un tipo de cáncer de la sangre causado por una maduración incorrecta de las células madre de la médula ósea que dan lugar a los glóbulos blancos –concretamente, a los leucocitos denominados ‘granulocitos’.
Una enfermedad que representa hasta un 40% de todos los casos de leucemia que se producen en el mundo occidental y que, prácticamente exclusiva de los adultos, resulta letal a los cinco años del diagnóstico en hasta un 90% de los mayores de 60 años.
De ahí la importancia de un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Colegio Imperial de Londres (Reino Unido), en el que se muestra que la adición a la quimioterapia de un fármaco denominado ‘deferoxamina’, ya aprobado para el tratamiento del exceso de hierro en la sangre, podría mejorar, y mucho, la supervivencia de los pacientes con LMA.
Como explica Cristina Lo Celso, directora de esta investigación publicada en la revista «Cell Stem Cell», «dado que este fármaco ya está aprobado para el uso humano en otra enfermedad, ya tenemos constancia de que es seguro. Es cierto que todavía debe ser evaluado en el contexto de la leucemia y de la quimioterapia, pero como ya se está utilizando podremos iniciar los ensayos clínicos mucho más rápido que lo que ocurriría con una molécula nueva».
Proteger los vasos sanguíneos
En el estudio, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– con el objetivo de filmar la invasión de la médula ósea por las células de la LMA. Y lo que vieron es que estas células cancerígenas se mostraban especialmente implacables en aquellas zonas en las que residen las células madre hematopoyéticas: las regiones ricas en vasos sanguíneos. Y es que dado que estas células madre hematopoyéticas son las encargadas de diferenciarse en todas las células sanguíneas –caso de un glóbulo rojo, un glóbulo blanco o una plaqueta–, requieren un acceso ‘rápido’ al torrente circulatorio para poder renovar la sangre del organismo.
Tal es así que lo que hacen las células de LMA es destruir las regiones ricas en vasos, lo que evita que la sangre se renueve –lo que ocurre continuamente– y los pacientes padezcan anemia, infecciones y hemorragias. Y a ello se suma que la quimioterapia no tiene vasos sanguíneos para acceder a las células cancerígenas, por lo que la enfermedad pueda progresar.
Es más; la destrucción de los vasos sanguíneos de la médula ósea no es exclusiva de la LMA en ratones. Los autores analizaron las muestras tomadas a pacientes humanos con la enfermedad y vieron que pasaba exactamente lo mismo.
La deferoxamina ya está aprobado para su uso en seres humanos, por lo que su empleo es totalmente seguro
Pero, ¿no hay ninguna forma de evitar que estos vasos sanguíneos sean destruidos? Pues parece que sí. Existe un fármaco llamado deferoxamina –o ‘desferrioxamina’–, ya aprobado para el tratamiento del exceso de hierro en la sangre –lo que sucede, por ejemplo, cuando una persona recibe múltiples transfusiones sanguíneas–. Así, los autores administraron el fármaco a los ratones con LMA y vieron que previno la destrucción de los vasos sanguíneos para que pudieran ser utilizados por las células madre hematopoyéticas –que de otra forma habrían muerto–. Pero aún hay más. Dado que no fueron destruidos, los vasos sanguíneos posibilitaron la ‘llegada’ a la médula ósea de los fármacos quimioterápicos, con lo que se mejoró la eficacia del tratamiento.
El uso de deferoxamina en las enfermedades oncohematológicas no es nuevo. De hecho, ya se ha evaluado en el tratamiento de los síndromes mielodisplásicos, grupo de enfermedades en las que las células madre hematopoyéticas no maduran de forma ‘adecuada’ y no se convierten en células sanguíneas sanas. Y como ya mostraran los estudios, el empleo de este fármaco se asoció con un incremento de los vasos sanguíneos en la médula ósea de ratones envejecidos.
Así, los autores están diseñando un ensayo clínico con pacientes humanos para evaluar el efecto de deferoxamina en la LMA. Como concluye Delfim Duarte, co-autor de la investigación, «nuestro trabajo sugiere que los tratamientos dirigidos sobre los vasos sanguíneos pueden mejorar los actuales regímenes terapéuticos para la LMA y, quizás, para otros tipos de leucemia».