San Francisco de Macorís.- Con la confianza puesta en la justicia divina y la humana, el sacerdote Diómedes Ángeles reclamó que en la República Dominicana no se sigan produciendo hechos como el ocurrido con la muerte de la joven Emely Peguero Polanco, quien fue sepultada ayer en medio de una manifestación de dolor colectivo en el cementerio a donde acudieron cientos de personas a expresarle su último adiós.
La iglesia San Antonio de Padua fue el escenario para que el sacerdote mostrara su preocupación por los hechos sangrientos que en los últimos tiempos vienen sacudiendo al país, especialmente el de la muerte de Emely a quien calificó como una joven ejemplar hija de la Iglesia, cuya preocupación siempre fue estar en los grupos eclesiásticos organizando actividades religiosas al lado de la juventud. “Este crimen ha servido para despertar la solidaridad, la conciencia y la adoración por Emely y para que un crimen de esta magnitud no quede impune. Estamos viviendo un hecho espeluznante e inaceptable’’, proclamó el sacerdote.
Expreso que en este drama humano “nos hemos visto en la desesperación, lleno de angustia, de incertidumbre, de lamentos, de declaraciones y llamados a la clemencia, frente a la muerte de la joven Peguero Polanco.
Resaltó que un gran testimonio que deja la familia Peguero Polanco es su serenidad y su capacidad de perdón. Sin embargo, dijo que ese perdón no impide que se haga justicia. Indicó que todos los brotes de promesas, encendido de velas, de manifestaciones en las redes sociales, y los distintos medios de comunicación, se podrían resumir en una clara petición popular de que la desaparición y la muerte de Emely no queden en la impunidad y que se haga justicia ante un crimen tan horrendo.
Estableció que este hecho representa una gran oportunidad para que la justicia dominicana “nos haga ver que las leyes son iguales para todos, para los pobres y para los ricos, para los de la ciudad y para los del campo”.
Ángeles dijo que la familia Peguero Polanco, junto a los demás hijos que le quedan, ha quedado con sus rostros traspasados de dolor, con diez días y diez noches sin poder dormir y los notamos con el corazón roto por la impotencia ante tantas maldades y ante tantas mentiras. “Por eso se hizo viral la expresión ‘Todos somos Emely’, porque la solidaridad y el dolor la sentimos todos, todo el que tiene corazón se ha expresado con dolor”. Dijo que Emely se ha convertido en un símbolo para el país, en un símbolo de la ternura, en un símbolo que inspira al país para una mayor atención y cuidado a los adolescentes”. “Ojalá que esta triste historia no se vuelva a repetir para que los esposos y la familia del pueblo dominicano recemos más el Santo Rosario y realicemos más retiros espirituales”.