Por: Roberto Valenzuela
El 30 de junio de 2014 algunos diarios se hacen eco del debate celebrado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) sobre el uso de carbón en las plantas de Punta Catalina. Mejor no podía ser, ya que, aunque con posiciones duras y divergentes, los ecologistas y el vicepresidente ejecutivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (Cdeee), Rubén Bichara, se dijeron sus verdades.
Me sorprendí cuando Bichara dijo que se opone al uso del carbón, explicando que él no es “carbonero”, pero que lamentablemente “el que no se puede apear, se jondea”… ¿Qué querrá decir? Simplemente que el gobierno está en un callejón sin salida y tiene que solucionar la eterna crisis eléctrica y supuestamente no hay disponible Gas Natural en los mercados internacionales para poner a operar las plantas de Baní.
Él insistió que ante la realidad de que en el mercado no habría Gas Natural disponible, el gobierno se vio obligado a construir plantas a carbón para dar respuesta “urgente” a la demanda de energía del aparato productivo.
Bichara defendió la calidad de las plantas a carbón que se están instalando en Punta Catalina, Baní, y garantizó que no afectarán al medio ambiente. Dijo que a la llegada al gobierno del presidente Danilo Medina el sistema energético estaba a punto de colapsar y como vicepresidente de la Cdeee se le encargó que buscara una solución.
Captura, traslado y depósito de dióxido de carbono
Para el periodista banilejo Felipe Ciprián, que ha estado publicando advertencias sobre los daños del proyecto de plantas a carbón en Baní, el gobierno se lanzó a ese proyecto como un náufrago que echó mano a lo peor procurando salvar al país del colapso energético.
“Ante la necesidad de nuevas plantas energéticas el gobierno se decidió por la más sucia y la que tiene los peores efectos en la salud humana, en la agropecuaria y en la calidad del aire”, expresó Ciprián, tras advertir que diez kilómetros a la redonda de donde se está instalando el parque energético viven 135,000 personas según el Censo Nacional de Población de 2010.
Igualmente, consideró que constituye una falacia decir que en las plantas se va a capturar dióxido de carbono porque ese es un proceso complejo que implica el envasado, traslado y depósito, lo que requiere cuantiosos recursos y condiciones previas.
“Para capturar dióxido de carbono, envasarlo, trasladarlo y depositarlo hay que contar con cuantiosos recursos y pozos petroleros o carboníferos agotados porque los protocolos internacionales solo permiten inyectar estos gases en cavernas situadas a 800 metros por debajo de la superficie terrestre o del lecho marino”, apuntó Ciprián.
Citó al mayor experto del continente americano, el premio Nobel de Química 1995, doctor Mario Molina, quien sostiene que si bien es posible capturar dióxido de carbono en plantas energéticas de combustibles fósiles, “no existe todavía –afirma Molina- experiencia en un proyecto conjunto que incluya cada una de las etapas (captura, traslado e inyección). Se espera que la tecnología de captura de dióxido de carbono de centrales eléctricas y su inyección al subsuelo esté disponible en el año 2020 a escala comercial”.
Ciprián deploró que el gobierno dominicano recurra al carbón para generar electricidad cuando el mundo desarrollado sale apresuradamente de ellas y corre hacia las energías del sol, agua, aire y biomasa.
Es energía sucia y cara
El ex ministro de Medio Ambiente, doctor Max Puig, sostuvo que todos los estudios científicos son consistentes en que el carbón es el más sucio de todos los combustibles y todos los organismos multilaterales y los más importantes gobiernos del mundo desaconsejan el uso de este recurso para generación eléctrica y no financian este tipo de obras.
Puig dijo que a pesar de la defensa que hacen de él las grandes empresas que extraen sus ganancias de la explotación del carbón, “propiciar el desarrollo de esta fuente de energía es aferrarse al atraso, dañando la vida en nuestro país y contribuyendo a dañarla en el resto del mundo”.
Expresó que precisamente porque hay que superar esta forma dañina de generar energía y porque la humanidad ha desarrollado los medios para lograrla “es que está en marcha un proceso planetario de eliminación del carbón”.
El ex ministro de Medio Ambiente pidió observar la situación crítica en China, donde como resultado de la contaminación por el carbón, “cinco de las ciudades más contaminadas del mundo se encuentran en China con graves problemas de salud para una parte considerable de la población y el gobierno de ese país ha tenido que hacer una revisión de su política para reducir el uso del carbón”.
“En Estados Unidos”, afirmó Puig, “luego de haber sido difundido un impactante estudio del GoddardSpace Flight Center, de la NASA, la Agencia Nacional Espacial de Estados Unidos, señalando que la explotación irresponsable de los recursos naturales y la distribución desigual de la riqueza estarían conduciendo la civilización actual a un colapso irreversible, el presidente Obama tomó medidas extraordinarias que afectarán a las 1,600 plantas energéticas qua funcionan en ese país” para reducir el impacto de los gases en el cambio climático.
Deploró que sea el gobierno el primero en violar la Ley 64-00 al dar inicio al proyecto sin contar con los permisos ambientales que se requiere a toda entidad previo al inicio de cualquier proyecto.
“El gobierno inició los trabajos de construcción de las plantas de Punta Catalina violando la ley. De hecho, todos los trabajos que se están realizando en este momento se están haciendo al margen de la Ley”, apuntó Puig.
En igual sentido se expresó el profesor Luis Carvajal, de la Comisión Ambiental de la UASD y de la Academia de Ciencias, quien dijo que todo el carbón es sucio y que el proyecto de las plantas se inició sin un Estudio de Impacto Ambiental y sin presentar las características técnicas de los equipos de generación que se van a instalar.